Los internos tienen tres botellas de agua mineral para el consumo al volver · La dirección anuncia soluciones para octubre y reconoce que los cortes seguirán. Se les pide que moderen su consumo.
J. A. Navarro Arias / Málaga |
J. A. Navarro Arias / Málaga |
La prisión de Alhaurín de la Torre tiene un problema con el abastecimiento de agua que arrastra desde su apertura y que cada año llegado los meses estivales genera cortes en el suministro. Ayer fue el tercer día sin agua en la cárcel, según denuncia el secretario de la sección sindical de UGT-Prisiones, Antonio González. Los internos disponen sólo de un cubo diario para el aseo personal y de tres botellas de agua mineral para el consumo, una situación que se prolongará el fin de semana y con total probabilidad se repetirá más veces durante el verano.
"Todos los años tenemos el mismo problema, ya se han realizado los primeros cortes de agua y hoy [por ayer] se ha restringido aún más el consumo, pero ya hemos adoptado todas las medidas y espero que el lunes tengamos agua con algo de normalidad, el pozo se está llenando poco a poco", explicó ayer el director del centro penitenciario, Juan A. Marín. La prisión está conectada a un pozo propio que cada verano se queda sin agua. Desde la dirección anuncian soluciones pero no llegarán en estos meses de calor, aunque se trata de un problema endémico del centro al que nadie nunca le ha puesto solución. "Espero que este año en breve plazo se inicien unas obras para solucionar el problema, estudiamos conectar el aljibe a otro pozo o solicitar el suministro de la red pública del municipio", añade Marín. Para lo que resta de verano los internos y funcionarios ya saben que tendrán restricciones de agua, como siempre, por lo que el director hace un llamamiento para moderar el consumo "en la medida de lo posible".
Antonio González denuncia la situación que viven los internos y las condiciones laborales de los funcionarios. "Llevamos ya tres días sin agua y el olor es insoportable. En los últimos meses se ha reducido el número de internos y ahora estamos en 1.364, cuando hemos llegado a superar los dos millares, pero hay que recordar que la prisión está concebida para no más de 900 reclusos. En verano sistemáticamente nos falta agua y la convivencia se hace insostenible", dice González. No obstante, hasta la presente los internos lo llevan con buen humor. "Por ahora se lo toman a broma y se ponen a cantar con los cubos para protestar, pero los módulos tienen unos 120 presos y pueden aparecer tensiones si se sienten incómodos. Hacen sus necesidades y no pueden tirar de la cadena, así no se puede vivir".
"Todos los años tenemos el mismo problema, ya se han realizado los primeros cortes de agua y hoy [por ayer] se ha restringido aún más el consumo, pero ya hemos adoptado todas las medidas y espero que el lunes tengamos agua con algo de normalidad, el pozo se está llenando poco a poco", explicó ayer el director del centro penitenciario, Juan A. Marín. La prisión está conectada a un pozo propio que cada verano se queda sin agua. Desde la dirección anuncian soluciones pero no llegarán en estos meses de calor, aunque se trata de un problema endémico del centro al que nadie nunca le ha puesto solución. "Espero que este año en breve plazo se inicien unas obras para solucionar el problema, estudiamos conectar el aljibe a otro pozo o solicitar el suministro de la red pública del municipio", añade Marín. Para lo que resta de verano los internos y funcionarios ya saben que tendrán restricciones de agua, como siempre, por lo que el director hace un llamamiento para moderar el consumo "en la medida de lo posible".
Antonio González denuncia la situación que viven los internos y las condiciones laborales de los funcionarios. "Llevamos ya tres días sin agua y el olor es insoportable. En los últimos meses se ha reducido el número de internos y ahora estamos en 1.364, cuando hemos llegado a superar los dos millares, pero hay que recordar que la prisión está concebida para no más de 900 reclusos. En verano sistemáticamente nos falta agua y la convivencia se hace insostenible", dice González. No obstante, hasta la presente los internos lo llevan con buen humor. "Por ahora se lo toman a broma y se ponen a cantar con los cubos para protestar, pero los módulos tienen unos 120 presos y pueden aparecer tensiones si se sienten incómodos. Hacen sus necesidades y no pueden tirar de la cadena, así no se puede vivir".